viernes, 15 de abril de 2016

UN PASEO EN UNA TARDE GRIS (Vicente Rodríguez Lázaro)

La tarde se despliega lentamente
acostada entre nubes de nostalgia,
grises como los pensamientos tibios,
bordadas en un cielo de cantuesos
que se adueña de sendas agostadas
barridas por un viento de fracasos.

Las nubes desparraman sus misterios
por los duros rincones del declive,
lo llenan de lamentos muy ceñidos
a los hábitos fríos del secreto
a las fuertes pisadas adheridos
que se adueñan del íntimo paisaje.

Un simple deambular en tarde gris
nos lleva a las esferas del ensueño
que se refugian en el limpio abrigo
oculto entre los recios matorrales.
Y no es la sombra del fugaz desprecio
el camino a seguir por nuestros cuerpos
al devorar los páramos secretos
que nos transportan al final del deseo.

Conforme recorremos la distancia
que separa el lejano nacimiento
del forzado y seguro desenlace
vamos acomodando nuestro ser
al complejo polígono de aristas
que dibuja el perfil de la existencia.

Así es nuestro reflejo en el cristal
que presenta con brillos de ilusiones
los rostros habitados por mentiras
que se aferran al sol de nuestros ojos,
donando hábitos a la sinrazón
de los sutiles dogmas envasados
por indignos sicarios del oprobio.

La tarde en gris vestida es tentadora
para que muestre tanta sangre el gozo
por discurrir en plena libertad
entre fluidos canales de batalla
que trazan en los nervios horizontes.

La tarde en gris vestida es persistente.
Absorbe nuestras ásperas visiones
y las disuelve en la tupida celda
de los nimbos oscuros que la visten
para enterrarlas cerca del olvido.

La tarde en gris vestida es decisoria.
Alivia los espíritus cansados
de todos los viajeros de este mundo
que estamos condenados a pisarlo
desterrando muy lejos las cadenas
que intentan constreñir nuestros progresos
hacia el último viaje dirigidos.

La tarde en gris vestida siempre acoge
la serena belleza del crepúsculo
que tiñe de carmín iluminado
tantos vanos afanes de esperanza
por limpiar de reveses la andadura.

Las nubes se terminan esfumando
en la línea precisa del recuerdo
aguardando el final de nuestros pasos.

Vicente Rodríguez Lázaro


Fotografía de Jesús de la Montaña Cid https://www.facebook.com/jesus.delamontanacid?fref=ts 

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