Aquí conocí a una muchacha
tan hermosa
que mis ojos no podían
creer
que fuera cierto.
Fue en este jardín que
duerme
a la umbría de un palacio
ingente
agujereado de pájaros.
En este rincón verdoso y
oscuro
con nombre de mujer
y aires de ciprés.
y aires de ciprés.
Nunca la melancolía de un lugar
destiló tan dulce miel
como los lucientes ojos
claros
de aquella muchacha
que al besarla inyectó en
mis labios
el néctar de la hiedra que
trepa
iracunda hasta lo alto de
la torre.
En aquel solitario jardín,
a la espalda de una
plazuela
con nombre de santo y
rincón de poeta
descubrí que enamorarse es
tan fácil
como comenzar a sufrir.
Luis Corrales (del poemario "Entre la grietas" TAU Editores 2016)