viernes, 23 de enero de 2015

Amón

Amón (Imen) en el principio de los tiempos apareció en la colina de Zoma, lugar situado al oeste de Tebas, con él nació lo espiritual. Los sacerdotes de Amón entendieron a la perfección este hecho y desde el Imperio Medio lo potenciaron hasta sus últimas consecuencias, en un detrimento sutil de las demás deidades, llegando a su culmen en el Imperio Nuevo.Este dios invisible formaba, junto a su esposa Mut y su hijo Jonsu, la Triada Tebana.
En los periodos predinásticos y en el Imperio Antiguo, Ra era el dios por excelencia, así como sus hijos Horus, Osiris, Set, Isis y Anubis (para otros Neftis), de los que algunas versiones cuentan que en realidad habían sido humanos (reyes), alzados a la categoría de semidioses, además de Ptah, dios de Menfis. Los monumentos del Imperio Antiguo, como las pirámides de Zoser, Snefru, Keops, etc., eran monumentos de proyección astral, ya que el faraón se reuniría con Ra en el cielo, fruto de la teología heliopolitana.

La primera alusión documental de Amón apareció en los textos de la pirámide de Unas, se le nombra como “el oculto” significado de Amón, pero en la siguiente frase se habla de Osiris, de lo que se deduce la poca importancia de este dios en ese período, siendo considerado como un dios menor hasta la llegada de los príncipes tebanos (nomarcas) de la XI dinastía, sobre todo con Mentuhotep II. A partir de este momento, y posteriormente con el acceso al trono de Amenemhat I de la XII dinastía, la proyección de Amón será imparable. Los sacerdotes tebanos entendían que los dioses celestes eran demasiado “toscos” e intentaron elevar la consideración de un dios espiritual como Amón, y lo consiguieron, siendo este dios el principal hasta prácticamente la desaparición del mundo egipcio propiamente dicho. Fue considerado como restablecedor del equilibrio, después del caos del Primer Periodo Intermedio, y posteriormente como el libertador de Egipto invadido por los hicsos. Se le fusionó con Ra, Amón-Ra, por razones puramente políticas y no prácticas, ya que la ostentación del título de Padre Universal era suya. Los faraones gobernaban Egipto con el “consentimiento” de Amón, hacían la guerra en nombre de Amón y las victorias sobre sus enemigos eran consecuencia de la protección de Amón. Los sacerdotes de Karnak fueron muy sutiles y no impidieron el culto a las demás deidades, imponiendo de esta manera un monoteísmo no excluyente, como si lo hizo posteriormente Akhenatón elevando al dios Atón a la categoría de único. Karnak se convirtió en el templo más grandioso que jamás haya construido el hombre y el poder de sus sacerdotes era inmenso. Muchos faraones lucharon contra este poder, los Amenofis, los Seti, los Ramsés, etc., pero no pudieron, llegando incluso a fundar una dinastía de sacerdotes: la XXI, durante la cual salvaron muchas momias reales de su destrucción, trasladándolas desde el Valle de los Reyes a escondrijos secretos. Los griegos asimilaron a Amón con Zeus, y los romanos con Júpiter, e incluso también tuvo su influencia en los semitas, no siendo descartable (según algunos historiadores) su asimilación a la religión cristiana que preconiza un dios espiritual (padre de Jesucristo), llegando así la influencia de Amón hasta nuestros días como un dios espiritual.

LCG

miércoles, 14 de enero de 2015

SANTIAGO

A la ciudad de Santiago de Compostela


Cae la lluvia sobre las calles de Santiago
recorre acostumbrada las callejuelas,
levanta y se lleva lejos
las huellas de los peregrinos.

Las terrazas abandonadas a la luz de los faroles,
los pasos apresurados
levantan chispas menudas.

Alegres van los caminantes,

empapados bajo el aguacero,
con ese semblante de felicidad
de saber que ya han llegado,
que ya están en Santiago.

Lloran las catedrales y las plazas,
lloran las torres.
Repican las campanas bajo la lluvia...
allá en Santiago.


luis corrales