domingo, 4 de septiembre de 2016

HE VENIDO

He venido hasta aquí para escaparme,
para acogerme a sagrado
y ocultarme en los más gozosos pasadizos

he venido hasta aquí para conocer al enemigo,
para ocultarme y sonreírle al destino

he venido hasta aquí para purgar mis
pecados y redimir mis faltas,
para encontrarme a salvo
y que nadie pueda detenerme como
a un criminal

he venido hasta aquí para quemar
vuestras sentencias
y equilibrar la balanza de la justicia

para juzgar a los que se creen a salvo,
aunque todos estemos
a un paso de la muerte,
y la suerte no dura para siempre

he venido hasta aquí para desnudar
Foto: David Manuel Alonso Rodríguez
a los hombres de negro
y prescindir de los intermediarios
ante sus señorías

he venido para romper
en vuestras propias narices
las montañas de papelorios
que justifican el sustento

he venido hasta aquí para derogar
las leyes, y comenzar limpios otra vez,
como tantas veces comenzamos

he venido hasta aquí para nada,
para lanzar mis quejas al aire, al sol,

a los pájaros y a las piedras calladas.


Luis Corrales
(del poemario "Entre las grietas" TAU Editores 2016)

domingo, 5 de junio de 2016

MONITO DE CIRCO (Victor Manuel Jiménez Andrada)

El mono solloza por una perla de sabiduría
con la que amordazar la médula de la risa,
el delirio del sistema métrico y el lugar
en el que anidan los fetos de la burla.

En el umbral embarrado de la desesperación
un plátano podrido no es consuelo
cuando por los vitrales del alma
se cuela un halo de pálido odio.

Y no hay peores cerrojos
que aquellos transparentes
que unen las cadenas alrededor del pescuezo
de una voluntad tallada
en papel de seda.


Victor Manuel Jiménez Andrada 
(del poemario Circo)


Pintura: El mono equilibrista (Mentor Blasco Martel)
http://blasco-mentor.fr/espagnol/peintures/cirque-premier/cirque-premier.htm

viernes, 13 de mayo de 2016

Verso (PABLO ANTONIO GARCÍA MALMIERCA)

Existe un verso alucinado
que cae sobre tu percepción.
Existe un verso sin imágenes
que apedrea tus sentidos.
Existe un verso psicótico
que agarra tus entrañas.

También, existes tú,
tu falta de claridad
tu ausencia de referentes
tu anfibología apresurada.

Ese vivir entre imágenes
ahuyentando las palabras,
ese huir de la cadencia
asaltando las formas.

Destruyes más que creas,
nombras más que defines.
Eres la catálisis
de la inmovilidad.
Eres la decantación de los referentes.
Eres…
la poesía que busco.



© Pablo Antonio García Malmierca

lunes, 9 de mayo de 2016

A quien deshizo el equipaje (JORGE SIXTO ARROYO LÓPEZ)

"…Y llegó el presente que se resistía a abrir la puerta."


Resuelto en el furgón de cola,

de un larguísimo mercancías,
cincuenta y cinco maletas,
-toda una vida-,
arrastrando estaciones,
bulto arrojado en un rincón,
con traqueteo noctámbulo
por el inmenso y dilatado
devenir de los paisajes
de la infancia hasta
el lugar onírico de hoy.

Postes, postes, postes,
de la línea telefónica,
blam, blam, blam,
las traviesas desgastadas
de la vida de hierro.

Suena distante
en sus sueños
"The childhood dream",
el piano planea bajo
mientras el tran tran
sin fatiga tozudamente.

Hace tiempo que partiste
de algún sitio.
La luz delicada y escasa
abre heridas mal cosidas
de la puertas desvencijadas.

Un saludo al borracho
de silencios y nostalgias
abandonado en su viaje
hacia el faro en la noche,
dominado por las imágenes
cuando cierras tus ojos,
cuando lanzas tu mirada
viene a ser lo mismo
al sentirse equipaje;
la vía la lleva dentro
de un tren kilométrico
hacia ninguna parte.

Y el teléfono en medio
del vagón de cola,
sin sonido,
sólo con preguntas,
sin respuestas.

Descorres el portalón
con dificultad.
Observas el cielo
de una pareja de aves,
planean muy alto en libertad,
donde la piedras no alcanzan
y lo sueños se hacen realidad.

Sentirte maleta a veces
conviene porque alguien,
sin que la busques,
pondrá toda la ropa
de su interior en orden.

Y será el momento
de disfrutar de la música
de sus manos en paz.

Desciendes en el destino:
estación AHORA.
El agua tibia en los hombros
enjabonas el pasado,
aclaras el vapor del presente.
El interior de la maleta
sosegado en sus perchas,
la brisa agita las cortinas,
tumbado a su lado conversas.


Jorge Sixto Arroyo López

lunes, 25 de abril de 2016

ástin mín (María Sotomayor)

Yo también voy a construir un castillo
un pulso de azucenas
y jardines que aparecen en el hombro

un castillo donde soltarme el pelo de repente
y que todas las palabras cayeran de pronto

pero si crecieras en ese castillo
con cosas grandes que se encienden en el tacto
y salen asustadas en algún momento
saludaré a los planetas para leer tu nombre
y dar las gracias por el paisaje tan verde
y saludar como hacen las personas grandes
de derecha a izquierda a través de los hombres que cantan a coro

te haré un castillo
que será una aldea con sus aguas suaves y violetas
y nunca tendrás sed, porque toda la humedad estará en el vegetal
y bajo la lengua, alfombras de terciopelo que simulen fuentes y raíces

y apareceré en el último suspiro de una flor temblorosa
desconocedora de su edad pero descendiente de los árboles
y todas las horas bajarán al oír tus ojos
como piedras lanzadas desde el cielo más alto de los vivos

y yo, seguiré haciéndote un castillo donde el invierno sobresalga
y mi corazón sea la lágrima gorda de siempre
donde las panaderas hagan panes con las manos
como hijos quisiera hacer yo
y los vientos un juego de luz gastada y melancólica

¿dónde está la estela del siglo?
¿dónde el rojo confundido con blanco?

Voy a hacer un sollozo con forma de castillo para que entren todas tus cosas
y pensar que un día fue dulce comprender todos los sitios de los nidos

la hora de los pechos sobre los puentes y su frío.


María Sotomayor

Poema publicado en: http://mariasotomayor.blogspot.com.es/

viernes, 15 de abril de 2016

UN PASEO EN UNA TARDE GRIS (Vicente Rodríguez Lázaro)

La tarde se despliega lentamente
acostada entre nubes de nostalgia,
grises como los pensamientos tibios,
bordadas en un cielo de cantuesos
que se adueña de sendas agostadas
barridas por un viento de fracasos.

Las nubes desparraman sus misterios
por los duros rincones del declive,
lo llenan de lamentos muy ceñidos
a los hábitos fríos del secreto
a las fuertes pisadas adheridos
que se adueñan del íntimo paisaje.

Un simple deambular en tarde gris
nos lleva a las esferas del ensueño
que se refugian en el limpio abrigo
oculto entre los recios matorrales.
Y no es la sombra del fugaz desprecio
el camino a seguir por nuestros cuerpos
al devorar los páramos secretos
que nos transportan al final del deseo.

Conforme recorremos la distancia
que separa el lejano nacimiento
del forzado y seguro desenlace
vamos acomodando nuestro ser
al complejo polígono de aristas
que dibuja el perfil de la existencia.

Así es nuestro reflejo en el cristal
que presenta con brillos de ilusiones
los rostros habitados por mentiras
que se aferran al sol de nuestros ojos,
donando hábitos a la sinrazón
de los sutiles dogmas envasados
por indignos sicarios del oprobio.

La tarde en gris vestida es tentadora
para que muestre tanta sangre el gozo
por discurrir en plena libertad
entre fluidos canales de batalla
que trazan en los nervios horizontes.

La tarde en gris vestida es persistente.
Absorbe nuestras ásperas visiones
y las disuelve en la tupida celda
de los nimbos oscuros que la visten
para enterrarlas cerca del olvido.

La tarde en gris vestida es decisoria.
Alivia los espíritus cansados
de todos los viajeros de este mundo
que estamos condenados a pisarlo
desterrando muy lejos las cadenas
que intentan constreñir nuestros progresos
hacia el último viaje dirigidos.

La tarde en gris vestida siempre acoge
la serena belleza del crepúsculo
que tiñe de carmín iluminado
tantos vanos afanes de esperanza
por limpiar de reveses la andadura.

Las nubes se terminan esfumando
en la línea precisa del recuerdo
aguardando el final de nuestros pasos.

Vicente Rodríguez Lázaro


Fotografía de Jesús de la Montaña Cid https://www.facebook.com/jesus.delamontanacid?fref=ts 

viernes, 8 de abril de 2016

FRÁGILES (Angel Manuel Gómez Espada)

Frágiles,
Como nunca antes lo habíamos sido,
Nos deslizamos por una fina capa de hielo
Que se expande como tormenta de invierno,
Vislumbrando un horizonte escrito en blanco y negro.
Los patines son de escarcha y de rocío.
Bajo nuestros pies, el sueño que fue Atlántida
Nos aguarda con los brazos abiertos.

Angel Manuel Gómez Espada


De Los hijos de Ulises (Le Tour 1987).
[Recogido también en la antología Desde el mar a la estepa (Chamán Ediciones, 2016)]

jueves, 7 de abril de 2016

DON QUIJOTE (Pilar Alcántara)

Vivieron hace muchos años
en un lugar de la Mancha
dos famosos personajes:
Don Quijote y su escudero,
al que llamó: Sancho Panza.

Don Quijote era delgado,
soñador y aventurero
quería ser caballero
de los llamados andantes
y a su caballo le puso
como nombre: Rocinante.

Su amada era una muchacha
que a él no le parecía fea
sino hermosa cual princesa
y la llamó: Dulcinea.

Don Quijote y Sancho Panza
vivieron aventuras grandes,
¡peleando con molinos
que parecían gigantes!

Todo esto lo escribió
desde su imaginación
y en una novela grande
un escritor español:
Nuestro Miguel de Cervantes.


(Pilar Alcántara. Marzo de 2014)

martes, 5 de abril de 2016

DUERME UN HOMBRE EN MI PUERTA (Patricia Amigo Lorido)


Duerme un hombre en mi puerta:
nadie lo mira.
Me adorno la tristeza.
Me cae sobre la frente una ramita
y se me vuelve enredadera.
Alumbra las penas cotidianas
que me guardan las pupilas.
Cuelgo en la ventana una bufanda:
el peatón aminora la marcha.
Un ojo de avestruz me jura
que nadie nos verá si no miramos.

Patricia Amigo Lorido



lunes, 4 de abril de 2016

LUZ ENTRE LA NIEBLA (Demetrio Alonso Izquierdo)

He pasado meditando,
junto al banco solitario,
la farola rota,
y la hierba seca.

Esa tarde tan oscura,
buscaba tu memoria entre la niebla.

Te vi sentada junto al río,
leyendo el paso del agua
sin mover la cabeza.
Con los ojos hundidos,
abrazando un libro de poemas.

Te vi,
hasta que la luz entre los árboles,
iluminó tu ausencia.


Demetrio Alonso Izquierdo
de su libro de poemas “Sueños y Nostalgias”

jueves, 31 de marzo de 2016

SONETO A MIGUEL HERNÁNDEZ (Jorge Galán)

Del que se hace, del que se siente, del que se escribe,
del que mienten que el bonito fue un primero.
Del que sólo logras dar si lo recibes,
del que no le pidas peras, si da “peros…”

Del que no se guarda para cuando no haya,
del que sabes de verdad si es verdadero.
Del que dice, si te vas, que no te vayas,
del que no tiene mitad porque es entero.

Del que obliga a los que escriben sobre él,
al dictado de ese “rayo que no cesa”
las palabras que rebosan sus tinteros...

Mi avariciosa voz no las encuentra, Miguel (*),
lo grita, lo sufre, lo confiesa...
Y de tu almendro de nata las requiero...

                                                   (*) Miguel Hernández

Jorge Galán

miércoles, 30 de marzo de 2016

BENDITA LOCURA (Francisco Bermejo)

Siento la necesidad,
bendita necesidad,
de llorar en tinta mi destino,
lamer las heridas provocadas
por constantes caídas
desde el más alto escalafón de mi locura.


Vacías siluetas de amor
irrumpen en mis sueños
convirtiendo en pesadillas
las noches de mísera oscuridad,
destellos de luz homicida
rasgan mi piel para sabotear mi corazón,
maldito espíritu errante
forjador de delirios ilusionista
sin varita ni chistera.

Y me incorporo,
me siento empapado en el lecho que me acoge,
gritos desgarradores de lobos hambrientos de vida
se clavan como cuchillos en mi sien adormecida,
mis manos huyen de sus dedos,
mis dedos se quiebran rígidos,
mi alma incorrupta escupe sudor de soledades,
arrogante, traidor titiritero que caminas
por un alambre sostenido por el miedo infame,
deja que descanse y que mi voz,
que mi voz sea mi consuelo.

Francisco Bermejo

MI CUARTO



Dos jirafas que me observan, preocupadas, como si no me hubieran visto nunca, a pesar de que duermen todas las noches frente a mí. Marlene Dietrich que me mira fijamente desde un cuadro, y me traspasa, porque está muerta y los muertos lo traspasan todo. Un farol imitación a antiguo que cuelga del techo en un rincón. Un reloj despertador muy viejo, detenido a las seis y veinticinco, que ni tulle ni mulle. Una estatua muy bella y estilizada de una diosa hindú. El retrato de un tigre verde. Pequeños espejos enmarcados de diferentes formas y tamaños, que me miran, si no es uno es otro, pero siempre hay alguno que me refleja. Un armario antiguo, labrado y marrón, con dos puertas de espejo de cuyos tiradores cuelgan dos borlas beige de flecos dorados, que recuerdan aquellas acogedoras y lejanas estancias parisinas forradas de terciopelo. Un sombrero olvidado. Una gorra plana que nunca me pongo. Un baúl y otros bonitos muebles a juego con un tiempo que ya no está, que se marchó antes de que pasara su tiempo. Un cuadro de una geisha de otro mundo; zapatos por el suelo, la ventana cerrada al ruido y a la luz, una vieja silla estilo Luís algo, un sillón modernista y anatómico plegado en un rincón. La cabecera de la cama imitación piel de guepardo, libros junto a mi silueta sobre las sábanas. Retratos, cajas, maletas y bolsos, en una estancia blanca de altos techos sin lámpara. Todo está entremezclado, en paz y sintonía, mis cosas y otras tantas cosas de las vidas que por aquí pasaron.

Luís Corrales, publicado en la Revista Literaria Psicopompo Librería-Café Ediciones Liliputienses 2016